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EL TRABAJO DE ZACARÍAS CERVANTES SOBRE EL COMANDANTE RAMIRO


"Estamos en varias partes del estado, dice el comandante Ramiro del ERPI"
Zacarías Cervantes - Sierra del Filo Mayor, Guerrero

Primera de tres partes

"Nosotros no vamos a decir que cada 100 años se hacen las revoluciones. Creo que ahora no va a ser así, pero de que se acerca el momento de actuar, sí", advierte Omar Guerrero Solís, el comandante Ramiro del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), quien afirma que su organización tiene presencia en varias partes de Guerrero.

Y remata la idea: "si se da un movimiento armado por otro grupo, nosotros le tenemos que entrar, tenemos que entrarle todos, porque no podemos permitir que el pueblo siga siendo masacrado".

El tintineo de los machetes se confunde con el canto de los pájaros que revolotean en lo alto de los árboles. Conforme se va uno acercando se puede vislumbrar por entre las ramas de los árboles y los matorrales, que los campesinos que blanden los machetes y cortan la maleza entre la milpa no son jornaleros comunes. Estos visten uniforme y sombreros camuflajeados tipo militar y botas, Se cubren el rostro con pasamontañas o paliacates, y terciados en la espalda llevan su AK-47, Cuerno de Chivo.

Son los milicianos del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), que como un servicio social ayudan a los campesinos a limpiar la milpa de sus tlacololes.

"Estos son los delincuentes, como nos llama el gobierno y a quienes persigue. Somos campesinos que hacemos producir la tierra", dice a manera de bienvenida a un grupo de reporteros Omar Guerrero Solís, el comandante Ramiro, antes de dar inicio a una larga entrevista que concede por segunda vez a otro grupo de periodistas de medios estatales, nacionales y extranjeros.

En este segundo encuentro con los medios de comunicación en la Sierra de Filo Mayor, el dirigente de la columna erpista que opera en esta zona de Guerrero confirmó dos choques de los milicianos con tropas del Ejército entre el 9 y el 13 de junio pasado, con resultado de tres soldado muertos y tres heridos. Habló de las labores sociales que realizan en las comunidades, de la relación del ERPI con otros grupos armados del país, de los motivos que lo llevaron a la sublevación, de sus dos encarcelamientos y de las elecciones.

La entrevista se desarrolla a mitad de la falda sembrada de milpa, mientras el resto de los guerrilleros continúa con su labor de cortar la maleza que crece entre los surcos.

La charla se desarrolla en circunstancias de incomodidad para los reporteros; la tierra y la maleza recién cortada están lisas y los reporteros resbalan constantemente en la pendiente del terreno. Pero Ramiro parece habituado a estas condiciones; se apoya en el machete con la punta clavada en la tierra húmeda. El rifle de fabricación china terciado al hombro, una 45 fajada al cinto y una navaja dentro de un estuche que cuelga del cinturón completan su equipo.

"Les voy a pedir que me llamen solamente Ramiro" –sin el comandante–, pide antes de comenzar lo que no pareció una entrevista sino una charla que se prolongó por casi dos horas.

Un reportero quiso saber si había ocurrido un enfrentamiento entre los erpistas y los militares el 9 de junio, en una comunidad en las inmediaciones de los municipios de Coyuca de Catalán y Petatlán.

"Ellos (los militares) subieron a las comunidades, con ello se comprueba una vez más cuál es la actitud del mal gobierno que tenemos, en lugar de que haga obras para el pueblo y en lugar de ayudarlos les trae represión, balas. Otra vez el Ejército entró a las comunidades disparando contra todo lo que se mueva", dijo Ramiro.

Señaló que la gente de las comunidades ya no espera en sus casas a los soldados porque en ocasiones anteriores han hecho lo mismo: "vienen con civiles que son conocidos por la gente de las comunidades como paramilitares porque actúan al compás con el Ejército. Arrasan en las comunidades a las que entran, ya los pobladores han hecho muchas denuncias de ello".

Dijo que eso fue lo que pasó esta vez, "sólo que ahora la gente ya no se quiere dejar. Huyeron de sus casas y fueron perseguidos hacia el monte porque dijeron: en las casas no les tiramos (balazos) porque ahí están nuestros hijos, nuestras mujeres, nuestros padres, nuestras madres, pero en el monte es otra cosa".

Añadió que fue así que los soldados persiguieron a la gente hacia el monte, "y pues como ya es sabido que estamos en varios lugares de la Sierra, esa gente se dirigió hacia donde estaban las columnas del ERPI para buscar un apoyo, y en efecto se les dio. Se dio una respuesta breve, no fue gran cosa, pero si sigue el gobierno actuando de esa manera, él mismo va a provocar otra respuesta", advirtió.

A la orilla del terreno sembrado de milpa hay milicianos con el AK-47 en las manos, mirando en todas direcciones, y da la impresión de que mas allá, entre el bosque que bordea el cultivo, hay guerrilleros escondidos.

"No nos dejan otra alternativa, miren a esta gente (el campesino dueño del sembradío), no lo dejan trabajar, vienen (los soldados) y los quieren detener, los asustan. Además les roban el líquido para fumigar la maleza, y ante eso venimos a apoyarlo y no nos queda de otra que entrarle con el machete para limpiar la milpa", dice.

–¿Que hubiera pasado si el Ejercito sigue la ofensiva en las comunidades?

–Se hubiera dado una respuesta militar en diferentes lugares, ahora sí ya en forma. Porque cuando se nos dice que están maltratando a mujeres y niños, cuando se nos dice que están robándose todo lo que hay de comer, que se están robando la ropa de los niños, las cobijas, la herramienta de trabajo de la gente… da coraje.

–¿Podría detallarnos cómo fue el enfrentamiento con el Ejército?

–Bueno, en realidad se estaba preparando la retirada de la gente de las comunidades que salían huyendo por la persecución de los soldados. Eso no permitió responder de una manera como debe ser. Nada más fue para evitar que el Ejército siguiera a los pobladores de las comunidades, porque iban niños, iban ancianos e iban tirándoles, porque esa gente no llega buscando el diálogo con la gente. Por eso fue que se respondió no de una manera muy contundente. Fue solamente para que dejaran de perseguir a la población.

–¿Fue ahí donde cayeron los tres soldados?

–Sí, fue en el primer enfrentamiento, porque de ahí otros soldados iban rodeando el cerro para caernos de sorpresa y se dio otro choque, y también la paramos. Fue así que ya no siguieron a la gente, ni a nadie.

—¿Cuántos soldados calcula que llegaron a las comunidades?

—Por la información de la misma gente de varios lados de la sierra, se calcula que hubo más de 600 militares.

Ramiro señala que esta fue la segunda vez que hay un enfrentamiento de su columna guerrillera con soldados. Recuerda que la primera fue también encabezada por él, en respuesta a la masacre que cometió el Ejército en El Charco contra indígenas desarmados.

Recordó que esa vez sí fue una emboscada del ERPI al Ejército en El Guanábano (municipio de Atoyac), en 1998, cuando resultó herido el general Alfredo Oropeza Garnica. "Esa vez se dijo claro que fue en respuesta a la masacre de El Charco, y como hemos dicho en otras ocasiones, vamos a responder siempre que el pueblo sea agredido, porque ya estamos cansados, de por sí estamos en el olvido, en la pobreza y todavía vienen y nos masacran, vienen y se roban todo lo que hay en las comunidades, eso es lo que genera las condiciones para que la lucha armada se dé".

–¿El ERPI cuenta con una base social que le permita la cobertura para sus acciones?

–Sí, las hay en varios lugares, de Guerrero y del país. Pero por el momento no puedo mencionar ejemplos, en su momento se va a saber eso.

–¿En Guerrero hay grupos guerrilleros en varias partes del estado o solamente en una región?

–No, no en una sola, hay en varios lados.

–Aparte de la defensa de las comunidades, cuando son hostigadas por el Ejército federal, y acciones como la de ayudar en la faena de sus cultivos a los campesinos, ¿hay otro tipo de servicio social en el que ustedes participan?

–No sé si se le puede llamar un servicio, pero sí hemos estado ayudando a combatir el alcoholismo y la drogadicción. Antes de que llegáramos por acá había mucho alcoholismo y venta de cocaína, y hemos estado hablando con la gente, haciendo asambleas y explicándoles los daños, ellos mismos lo sienten y lo ven porque han tenido problemas por eso.

"Todo eso lo hemos ido quitando, no es que sea una cuestión impuesta, es algo consensado con la gente, en asamblea se decide, toda la gente vota a favor de eso y después se le advierte en una forma tranquila al que vende que, a partir de esa fecha, deje de vender eso, porque fue un mandato del pueblo y que si no lo hace pues va a ser sancionado por la columna".

–¿Hay relación con otros grupos armados que tienen los mismos objetivos?

–Con el EPR yo no le puedo asegurar nada si hay relación, pero con otros movimientos sí hay cercanía, pláticas y en el momento dado se tendrá que llegar a la coordinación, esperamos que se llegue a la unidad del movimiento.

–¿Es a nivel nacional y también mas allá de la frontera de México?

–Eso sí no le podría decir.

–¿Qué significa Marcos, del EZLN, para Ramiro y para el ERPI?

–Yo no conozco mucho de lo que ha hablado, de lo que ha hecho, de lo que ha dicho. Pero a nosotros nos sorprendió la forma de su cercanía con la gente. Cuando dice que hay que mandar obedeciendo, para mí eso es importante, porque nosotros a lo mejor lo estábamos haciendo así, o algo parecido, pero no lo le habíamos puesto nombre.

–En algunas partes del país hay fotos de Zapata con la leyenda "nos vemos en el 2010", ¿qué significa para ustedes esa fecha?

–Nosotros no vamos a decir que cada 100 años se hacen las revoluciones. Creo que ahora no va a ser así, pero de que se acerca el momento de actuar, sí. Si se da un movimiento armado por otro grupo, nosotros le tenemos que entrar, tenemos que entrarle todos, porque no podemos permitir que el pueblo siga siendo masacrado.



El Sur de Acapulco - 28 de Junio del 2009
"ERPI: el movimiento armado actuará en cualquier momento porque sigue la pobreza y la represión"
Zacarías Cervantes - Sierra del Filo Mayor, Guerrero

Segunda de tres partes

El comandante Ramiro, dirigente de una columna de guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) que se mueve en la sierra de Guerrero, asegura que el movimiento armado existe y que se propone actuar en cualquier momento porque mucha gente del campo y de la ciudad ya no siente confianza en un cambio a través de las elecciones.

"La gente se da cuenta sola, por las condiciones en que vive, no se necesita de un adoctrinamiento, no se necesita concientización, la gente ya lo está viviendo. Muchos de los que estamos armados ahora, hemos pasado por ese proceso, algunos votaron, pero ahora ya no".

Después, Ramiro, cuyo nombre real públicamente conocido porque fue preso político es Omar Guerrero Solís, cita su propio caso como ejemplo: "Yo no nací guerrillero, no nací armado, fue la represión, la pobreza, la injusticia, lo que nos orilló a esto, no ha sido nada más por gusto decir voy a agarrar un arma y me voy al monte. Aquí se duerme en el campo, sin comer, cansado, pero siempre con la idea de que algún día las cosas serán mejor para todos.

Por eso dice que a la gente de por aquí le indigna que todavía en las condiciones en que viven por culpa de los gobiernos que llegan a través de las elecciones, haya represión, saqueos, torturas, humillaciones, asesinatos por parte del Ejército y en ese contexto advierte que el ERPI dará una respuesta armada mucho más planeada en respuesta a las irrupciones militares en las comunidades de Puerto Las Ollas y Las Palancas, ubicadas en los límites de los municipios de Coyuca de Catalán y Petatlán.

Pero también, enterado de los acontecimientos, por la incursión de soldados en Guadalupe Mano de León, municipio de Tlacoachistlahuca y por el caso del indígena na savi de Tlalzala, municipio de Tlapa, Bonfilio Rubio Villegas, quien fue asesinado la semana pasada por militares cuando se transportaba en un camión rumbo a la ciudad de México de donde saldría a Estados Unidos a buscar trabajo para ayudar a sus padres ancianos.

Mientras la charla con el guerrillero sigue, las puntas de los cerros que minutos antes lucían verdes y podía apreciarse cómo el aire balanceaba las copas de los arboles, lentamente se van cubriendo de una espesa neblina. El aire sopla frío y a pesar de que son las 3 de la tarde hay una oscuridad como si fuera a llegar la noche. Hay amenaza de lluvia.

El comandante Ramiro indiferente al paisaje, que es escrutado con satisfacción sólo por los visitantes, sigue su charla, sólo de vez en cuando tira manotazos a los mosquitos e insectos que revolotean.

–Ramiro, ¿cuál es la visión que tienen ustedes en las comunidades de los procesos electorales, como el que se vive ahora?

–La gente de la sierra como mucha de la ciudad ya no siente confianza en las elecciones. A nivel nacional la alternancia en el poder no ha traído cambios como el caso de Vicente Fox y de Felipe Calderón. La familia de Fox y de su esposa Marta, nomás se beneficiaron del poder, ¿qué obras buenas hicieron para el pueblo?, ¿dónde está el cambio?. La pobreza sigue cada día aumentando, no hay ningún cambio, por eso la gente ya está cansada de tanto engaño.

–¿Y qué les dicen a los candidatos cuando vienen por aquí en campaña?

–No para la sierra no vienen. Nunca vienen, mandan a representantes de ellos, pero la gente ni los recibe, los ignora, por lo mismo. No tiene caso, como dicen los compañeros, ¿de qué nos sirve?, ¿en qué salimos beneficiados?, si estamos olvidados, no hay luz eléctrica, no hay escuelas, no hay maestros, no hay clínicas, menos médicos, y si hay alguna clínica está la pura casa, no tiene medicinas ni tiene médico. Entonces la gente de por aquí no ve ningún cambio, sea del partido que sea.

Agrega que quizá por ello hay más simpatía hacia el ERPI, "porque nosotros estamos aquí con ellos".

–Ante la falta de alternativas políticas, ¿no hay de otra más que la gente se sume a su movimiento armado?

–No tanto así, que no se sumen al movimiento armado si no quieren, pero cuando menos, si van a las urnas, que anulen su voto, si así se los dicta su conciencia.

Uno de los milicianos más cercanos, sin dejar de machetear la maleza grita entonces una consigna: "que muera el mal gobierno".

Ramiro continúa: "total, ya hay organizaciones, organismos y dirigentes que invitan a anular el voto, el voto en blanco también es una forma de protestar para hacerle saber al gobierno, al Estado, que la gente ya no cree en él".

–¿Están ustedes concientizando a la gente en ese sentido para hacerle saber que las elecciones no son la vía del cambio?.

–Más que eso la gente se da cuenta sola, por las condiciones de cómo vive no se necesita de una doctrina, no se necesita concientización, la gente ya lo está viviendo. Muchos de los que estamos armados ahora hemos pasado por ese proceso, algunos votaron. No puedo decir votamos porque yo jamás voté, pero tengo familia que sí. Pero se desengañaron después por el mal actuar de los funcionarios que eligieron, sean presidentes municipales, sean diputados, senadores, gobernadores o presidentes de la República.

–Por la falta de confianza en las elecciones, y si hay un alto abstencionismo, ¿puede llevar esto a un estallido social?.

–Sí, porque el pueblo al no tener la esperanza de un cambio pacífico, y cansado de tanta humillación, pobreza, injusticia, se puede buscar otras alternativas. Y nosotros ahí vamos a estar con ellos.

–Pero por otro lado, en las ciudades hay gente que participó en movimientos armados en el pasado y hoy dicen que no son la vía para el cambio y hay hasta descalificación de la lucha armada.

–Algunos lo dicen porque ya fueron cooptados por el gobierno, otros porque ya viven en otras condiciones, ya viven bien, otros porque nunca de veras estuvieron entregados en la lucha por su pueblo. Porque el que verdaderamente lucha por su pueblo, está dispuesto a dar la vida por él y no nada más lo dice.

"A lo mejor ya tendrán un puestecito por ahí, tendrán algunas comodidades que muchos, que la inmensa mayoría de los mexicanos no las tienen. Es fácil descalificar. Habría que ver cómo viven, pero yo diría que vengan a las comunidades y que vean que si ellos lucharon por algo, todo sigue igual, que si se lograron algo fue nomás para ellos, no para todos. Y que si sigue el movimiento armado es porque hay las condiciones para ello; sigue la pobreza y la represión. Por eso se da el movimiento armado, no nada más por gusto".

–¿Hoy en las comunidades, entonces ya no tienen otras opciones?.

–Pues se están cerrando las puertas, el pueblo elige a un candidato y luego no cumple con lo que dijo y prometió en la campaña o con lo que la gente quiere, y así sigue todo el tiempo, pues la gente se enfada, como es el caso de nosotros.

"Yo no nací guerrillero, no nací armado, fue la represión, la pobreza, la injusticia, esto es lo que nos orilló a todos los que estamos aquí, no ha sido nada más por gusto decir voy a agarrar un arma y me voy al monte; aquí se duerme en el campo, sin comer, cansado, pero siempre con la idea de que algún día las cosas sean mejor para todos".


De campesino a guerrillero del ERPI - el comandante Ramiro
"El comandante Ramiro, guerrillero desde los 14 años, dos veces detenido por el Ejército y las dos se escapó"
El Sur de Acapulco - 29 de Junio del 2009
Zacarías Cervantes - Sierra del Filo Mayor, Guerrero

Tercera y última parte

El comandante Ramiro, jefe de una columna del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) se rehúsa a hablar de sí. "El Estado ya sabe quién soy y a lo mejor en su momento lo va a decir, pero si acaso no lo sabe hay que dejar que trabajen bastantito ¿no?. Aunque yo siento que ya sabe todo sobre mí", justifica su negativa.

Finalmente, a lo largo de la entrevista va dando partes sueltas sobre su persona, algunas de ellas hasta podrían considerarse espectaculares: dos veces ha sido detenido y torturado por el Ejército mexicano y las dos veces se ha fugado; ha tenido dos enfrentamientos formales con los militares y asegura que ha salido victorioso. Desde los 14 años se ha dedicado a concientizar a todo aquel con quien tiene contacto para que exija sus derechos, ya sea en las comunidades de la sierra o en los mismos penales donde ha estado detenido.

Pero dice que no se siente superhéroe. "Eso nunca, somos parte del pueblo, nada más que armado porque no nos dejaron otra opción". Es más, implora ayuda. "La lucha es de todos, no nos dejen solos. Nosotros hacemos lo que podemos. Somos parte del pueblo".

Omar Guerrero Solís, el comandante Ramiro, es de origen campesino y dice que desde los 14 años es perseguido por el Ejército porque desde entonces ingresó a las filas del Partido de los Pobres (Pdlp) que fundó Lucio Cabañas).

"En ese tiempo solamente era base del movimiento del Pdlp. Yo les llevaba de comer a las columnas que estaban en diferentes lugares y participaba sólo de vez en cuando en las acciones armadas. Al mismo tiempo, en la comunidad de donde soy originario participaba en la exigencia de las obras sociales que se necesitaban como agua, electricidad, escuelas, carreteras".

Admite: "el gobierno no estaba equivocado, desde entonces ya era guerrillero". Dice que su formación subversiva la adquirió "por lo que se vivió en los 70"; "siempre admiré a Lucio (Cabañas) porque me platicaban mis padres de él y de su lucha, por qué sirvió y para qué, y desde ahí nosotros comenzamos a participar. Primero por la vía pacífica; en marchas, en plantones, a través de una organización social legal, sin armas, y en el PRD también, familiares de nosotros estaban participando".

–Hoy dicen que eres delincuente; tienes nueve averiguaciones previas por asesinato, secuestro y violación, ¿qué dices a eso?.

–No me van a alabar. No acepto que soy un delincuente. Si dicen que matamos, puede ser, pero cómo vamos a enfrentar al Ejército, ¿con flores?. De violación eso si lo niego, eso jamás. Secuestro, lo niego. De que ha habido enfrentamientos y hay gente que cae, eso sí es cierto y si de eso me van a acusar, lo acepto, incluso ni preso lo negué.

Ramiro señala que si no hubiera decidido agarrar las armas simplemente lo hubieran asesinado. "Me di cuenta que si no agarrábamos un arma era más fácil que fuéramos asesinados y por eso decidí ingresar a la columna armada que existía en ese tiempo".

Recuerda que su primera detención por los militares ocurrió por un delator. "Esa persona nos encontró un día en el campo entrenando y nos estuvo vigilando. Yo era el encargado de las actividades. Esa persona salió de esa comunidad y fue al cuartel a denunciar que había un grupo armado y quienes lo integraban, de ahí se vinieron con el Ejército a detenernos.

–De que año estamos hablando?

–Sinceramente no recuerdo el año.

De ello no expuso mayores detalles, pues dijo que no duró en la cárcel. Se les fugó.

Pero recuerda que desde entonces comenzó la persecución en su contra. Colocaron filtros en las ciudades y retenes con gente que lo conocía.

Fue así que al pasar en un retén de Riva Palacio, Michoacán, en la Tierra Caliente colindante con Guerrero, lo detuvieron por segunda vez. "Yo venía de Huetamo acompañado de otros compañeros, era 1999", recuerda.

"Cuando fui detenido había civiles ahí, venía un hermano de Érit Montúfar (el actual director de la Policía Investigadora Ministerial de Guerrero, PIM), se llama Abel Montúfar, venía incluso al mando del operativo, o era parte del mando, entre otros que conocí".

Señala que ese grupo de civiles que actuaban entre los militares, "se conocían como madrinas y son los que más daño hacen porque andan entregando gente, matando y robando, apoyados por los aparatos del poder". Señala que esa gente sigue actuando ahora en las estructuras formales del gobierno, "pero algún día el pueblo armado los va a castigar. El poder se acaba, el sistema se va a derrumbar ¿y ellos donde van a quedar?"

El guerrillero recuerda que tras su detención fue torturado todo un día, entre otros por Abel Montúfar.

"Ya cuando estoy en Coyuca (en el penal de Coyuca de Catalán) se da una situación a parte de mala, bonita, porque me tocó organizar a los presos para protestar en contra de la represión, eran humillados y eso no debe ser, estás preso pero tienes derechos, necesitas trabajar, tener diversión, si no te vuelves loco y ellos (el gobierno) lo que quieren es que te metas a las drogas".

Recuerda que así comenzó su acercamiento con los presos. "El director del penal también tenía a su gente y mandaba a golpear a los presos y tuvimos que entrarle también en esa vía nosotros, después de que había agredido a un preso, le quebró un pie a garrotazos".

Dice que esas cosas también la acendraron su formación subversiva pues se preguntaba si esa es la readaptación de la que habla el gobierno: drogas en las cárceles, golpes, humillaciones, "así no se readapta a un reo, porque el que es rebelde de corazón se vuelve más y el que no lo es se vuelve ahí, otros le entran a los vicios, se desesperan, porque ahí no habrá otras cosas pero droga y alcohol sí hay".

Como castigo por su rebeldía en ese penal, Omar Guerrero, fue trasladado al penal de Acapulco. "Yo no pensé que fuera a ser trasladado, pensé que me iban a sacar de la celda para matarme, porque el director del panal se llevaba con los Montúfar. Entonces yo dije que confianza voy a tener de que me van a trasladar. Entonces yo le dije al director no confío en ti y él me respondió que si no me sacaban por la buena lo iban a hacer por la mala".

Omar Guerrero recuerda que tomó la decisión de que si lo querían torturar o matar, que fuera dentro del penal, frente a testigos, incluso le advirtió al director del penal: "yo voy a pelear con lo que tenga a mi alcance, no se te olvide que soy guerrillero".

En seguida le mandaron a un grupo de policías y se dio un primer enfrentamiento a golpes apoyado con el grupo de presos que había organizado y que no lo dejaron solo, hasta que replegaron a los policías.

Sin embargo señala que días después hubo un segundo enfrentamiento y que finalmente se impuso la mayoría y lo sometieron, porque a los demás presos los encerraron, y sólo los de dos celdas rompieron los candados para pelear con él.

"Fui arrastrado por las gradas y todo eso me dio más coraje. Nosotros hemos tenido prisioneros y nunca los hemos tratado así. Eso no se vale y me tocó ver muchos casos, mucha gente torturada, malherida. Todas esas cosas hacen que uno no confíe en este sistema de gobierno, del partido que sea".

Incluso denuncia que durante su traslado al penal de Acapulco fue torturado todo el tiempo; agujas que le enterraban, golpes en todas partes del cuerpo, "me preguntaban por los planes de la guerrilla, por las armas, la gente que nos apoyaba, por los dirigentes y si había funcionarios que nos apoyaban, quiénes eran, que dónde estaban. Y de mi parte todo fue no sé nada, no sé nada".

Después cuando llegó al penal de Acapulco le advirtieron: "aquí sí te fregaste, aquí es Acapulco no Coyuca de Catalán, te vas a quedar calladito. Yo les dije está bueno, todavía vamos a ver y al final me dieron otras patadas de despedida".

Durante un año 8 meses que estuvo en la cárcel de Acapulco también organizó a los presos para protestar por las torturas, en contra del narcotráfico, la drogadicción, la complicidad de los directores del penal con los narcotraficantes, "vendían droga como si fueran jitomates en el mercado. Yo nunca me imaginé que eso fuera así y mucha gente no cree que eso sea así", señala.

Agrega que también se dio cuenta que había gente que la tenían encerrada sin la visita de nadie. "Se volvían locos, les daban una droga, no sé el nombre, pero los tenía viendo el sol mucho tiempo y bailando como zombis".

Mientras se iban dando las condiciones para su fuga continuaba con su labor de elaborar cuadros, hamacas, "no todo era lucha, de alguna u otra forma teníamos que subsistir".

Desde que llegó al penal de Acapulco, Ramiro siempre pensó que se iba a escapar, pero la libertad comenzó a ser una obsesión para él después de una visita de su esposa con sus hijos.

Recuerda: "cuando me visita mi esposa y mis hijos, me hice la promesa de que o me fugaba o moría en el intento. Porque mi hijo menor, cuando terminó la visita me agarró de la mano y jalándome hacia la puerta me dijo, vámonos papá". Pero cuando los custodios cerraron la reja el niño afuera lloró, agarrándose de los barrotes, mirando a su padre que se quedaba a dentro.

Cuando termina la anécdota, pide una pausa con la palma de la mano, mientras carraspea para limpiarse la garganta, se limpia los ojos húmedos, respira hondo y sigue con la charla.

"La fuga fue a las 8 y media de la mañana después del pase de lista, que es a las 7, en el momento del desayuno porque en ese momento los guardias están atentos de lo que sucede al interior del penal. En ese momento hay bullicio, hasta peleas permitidas por la autoridad del penal. Por eso se aprovechó esa situación".

Pero tuvieron que adelantar la fuga porque el plan se había descubierto, "hubo una gente de inteligencia que metieron y él les avisó que había algo raro y se optó por esa salida en el día, pero ese no era el plan". Recuerda que se fugaron 13, 14 con él.

–Se dijo que escapaste con narcotraficantes, colombianos, –consulta una reportera.

–Son gente que conocí porque nos tocó estar juntos en el módulo, yo sólo sé que eran gente pobre, que si estaban metidos en las drogas era por su misma situación económica, pero apenas eran lo que se le llama burreros. Que son los que se encargan de vender droga. Pero eran pobres.

–Sin embargo se dijo que eran famosos narcotraficantes.

–No, eso es falso, yo vi cómo vivían, qué comían, cómo vestían. Estábamos juntos.

–¿Ellos no se interesaron en venirse a la sierra?

–Fíjese que sí, como son gente humilde; ellos en la cárcel me decían que aquí en México hay pobreza e injusticias como en su país, y que igualmente había una lucha armada como en su país. Entonces yo les dije pues intégrense allá a la lucha y dejen de andar en la droga. Algunos me dijeron que sí, pero a muchos les perdí el contacto.

"Pero eso de que eran narcos importantes es falso. Fue nomás para decir que me fugué con narcos y con delincuentes".

–¿Qué pasó después de que escaparon de la cárcel?.

–Tres meses anduve huyendo por la sierra y fue muy difícil porque no teníamos qué comer, a dónde dormir, incluso ni armas y éramos perseguidos todo el tiempo, constantemente por los caminos por las carreteras y había comunidades sitiadas para que no nos dieran de comer.

–¿Andabas solo o con quién?.

–Al principio acordamos dispersarnos con la gente que salimos de la cárcel, porque juntos facilita la persecución, nos quedamos cinco juntos, seis conmigo. Con ellos empezamos a recorrer la sierra. Hubo gente que nos conoció porque salimos en la televisión y ya cuando nos vieron después en la sierra, nos ayudaron y así comenzaba la relación con la gente de algunos lugares. Al final formamos una columna completa porque se fue integrando la gente. Y seguimos aquí.



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