Ernesto Ortiz Diego Nunca es demasiado pronto para madrugar. Todo huele a futurismo político, cálculo electoral y fantasía sucesoria. Así es y así será al menos hasta el día de los comicios el 12 y 13 de marzo cuando los que tienen derecho a elegir al próximo rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, acudirán a las urnas. Por el momento, cada movimiento en la plaza pública, hasta el más pequeño y común, despierta suspicacias, levanta el griterío y respalda hipótesis y conjeturas "…es que quiere la rectoría…" Dos son los candidatos: Ascencio Villegas Arrizon, de Alianza Ganadora (AG), un médico graduado en la UNAM, con maestría en ciencias médicas y doctorado en epidemiología, estas dos últimas en la UAG. Ha ofertado 10 compromisos, es identificado como el candidato oficial del actual rector Arturo Contreras Gómez, lo que significa que si llegara a triunfar, habría un continuismo, lo que provocaría un estancamiento de doce años, sumando los cuatro de Nelson Valle López, igual número del actual y si triunfara Arrizon. Rogelio Salvador Ortega Martínez, del Gran Frente Universitario (GFU), tiene una formación académica diferente al primero, en ciencias sociales, licenciado en sociología por la UAG, maestría en estudios iberoamericanos, doctorado en ciencia política, estas dos últimas en la Universidad Complutense de Madrid, España; además cuenta con una diplomado en análisis político por la Universidad Iberoamericana. Su oferta es de 25 compromisos viables, el más importante de ellos, es una Nueva Universidad, donde se concentren en Chipancingo y Acapulco todas las unidades académicas, los institutos de investigación, entre otras instituciones. Este es un proyecto parecido que ya fue presentado en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde se van a concentrar las universidades privadas y públicas, es decir, una ciudad universitaria, en toda forma. La tesis doctoral de Ortega Martínez fue con el tema de las transiciones, la ha puesto en práctica como docente en el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados "Ignacio M. Altamirano" (Acapulco), en el doctorado en ciencia política, quien si llegara a triunfar construiría una transición en la UAG, es decir, de una universidad anquilosada y cerrada, a una institución abierta al pensamiento universal, esto es, que ya no sea una ghetto académico para beneficio de unos cuantos. Todo luce como estratagema, táctica o plan con mañas en el tablero de la sucesión de rector, a Rogelio los operadores de Arturo Contreras han pretendido ganarle en la mesa, le han inventado en forma ruin, que es un político; no académico; que abrió una licenciatura en ciencia política y administración pública en Atoyac, como si esto fuera un delito; todas estas argucias de los esquiroles se vinieron abajo, es vergonzante la guerra sucia que le están haciendo al "salvador" que necesita la UAG. Es importante que el proceso electoral de rector de la UAG, se conduzca con limpieza, con imparcialidad por parte de rectoría, de las unidades académicas y de los sindicatos, que los universitarios demuestren que se están formando en una institución donde no solo están adquiriendo el conocimiento científico; el pasado jueves 28, ocurrió el primer debate en Chilpancingo, Rogelio Ortega, demostró ser una especie de centauro, mitad académico de calidad y un político conciliador. eodiego@yahoo.com.mx |
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