PUBLICADO EN EL SUR Aurelio Peláez Salir en la foto. Aparecer en el primer plano es un arte, un acontecimiento que reclama fogueo y entrenamiento. No se da así como así: tras el hecho de estar en la descubierta de una marcha, en el grupo del presídium, sobre la tarima del mitin, hay una historia de codazos, visión de campo, aprovechamiento del espacio, desplazamiento del distraído, pisotones a tiempo y una que otra sutil mentada. De gratis no le salió a Manuel Añorve Baños, ex alcalde de Acapulco y actual coordinador de asesores de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, quedar en medio de un señor grandote y de bigotes al que le temblaban las manos al cargar una banda tricolor, y de un chaparrito, peloncito y de lentes que el pasado viernes a las 9:45 de las la mañana, rindió protesta como presidente de México. Flash, flash, foto de esas que van al archivo de la historia. * Declara Añorve a los periodistas que le preguntan –hasta Reforma le dio un espacio propio– que el primer sorprendido por haber quedado en lugar que quedó fue él. Que él entró acompañando a Manlio Fabio Beltrones, su jefe y presidente de la Mesa Directiva del Senado, y que en el camino se encontró con la comitiva en la que iban Fox y Calderón, pero a ojo de quien está acostumbrado a ver estas lides se ve cómo los miembros del Estado Mayor sufrían al verlo colocado tras el ex y el presidente. De entrada se lee un "muévete cabrón" entre dientes de algún agente del Estado Mayor Presidencial, acompañado de un dedo en la costilla o una discreta palmada en el costado, y a Añorve parece responder con un "cálmate cabrón". Los del EMP sudan, algo falló en su cerco, parece que ya logran sacar al de Acapulco de la foto pero este pone las manos en las dos sillas asignadas al grandote y al chaparrito y los del EMP se dan por vencidos, se retiran derrotados y resignados al regaño. Que de algo les sirva el entrenamiento. * El arte de salir en la foto y el arte de la fuga. Domingo 11 de noviembre el gobernador Zeferino Torreblanca acudió a un conocido hotel de la Costera, invitado a una reunión de la CTM, el sector del PRI, donde estuvo su mismo líder nacional, Joaquín Gamboa, y otros invitados especiales como el senador Ángel Aguirre y Manuel Añorve. Y llegó Torreblanca a pesar de que algunos temieron que el gobernador desairara la invitación, para no compartir mesa no con los priístas, con las que ya ha llegado a un buen ayuntamiento, sino con Añorve, su eterno rival, con quien incluso hace ocho años en un conocido restaurant de la Costera tuvo una escaramuza. Al verlo subir al lugar del presídium, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, Añorve sacó su celular y como respondiendo una llamada se paró y se fue a una esquina. Pero Zeferino se siguió de largo y Añorve volvió a recibir otra oportuna llamada telefónica para darle la espalda. Después, se sentó sin haberse encontrado con Zeferino. * Visita de presidente de la República, hace unos siete años en el Centro de Convenciones. Cientos de invitados y acarreados de un lado, unos cuantos privilegiados tras unas vallas que cuidan elementos del EMP y policías estatales. Ceremonia de rigor, discursos, aplausos, termina el tedioso acto y los políticos bajan seguramente hacia alguna comida. Se abren vallas y crean un corredor para que salgan los elegidos. Añorve logra entrar pero el que le acompañaba, un grandote que hasta hace unos meses era el presidente de la mesa directiva del Senado no: –¡Manuel, Manuel¡ –gritaba pidiendo ayuda Enrique Jackson., atrapado entre policías y luego de recibir un gancho al hígado de una valla de metal. Pero Añorve ya no lo escuchó. * Días de un Big Brother que no pasó por Televisa, sino por el Canal del Congreso de la Cámara de Diputados luego de que PAN y PRD decidieran quedarse, unos para permitir la toma de protesta de Calderón, cuidando la tribuna, y otros para impedirla. Tres días de ver a diputados entre el echar la güeva y el echar la bronca. Uno busca a los conocidos de Guerrero. Ahí el martes durante la toma de la tribuna por el PAN el coordinador de los diputados del PRD guerrerense, Víctor Aguirre, se avienta un buen tiro con un panista; por allá Evodio Velázquez sale con la chamarra a medio brazo y despeinado tras la primera refriega y otra vez el viernes, antes de las ocho de la mañana intenta el último asalto a la tribuna, acompañado por Marcos Matías. Ya aparece el primer día Cuauhtémoc Sandoval echando grilla y soltando la carcajada con sus compañeros, luego de que el martes fuera el primer caído en la batalla. Imágenes con sonido de fondo. Murmullos, porras, canciones. La noche del martes el coordinador de la bancada perredista, El Güero Javier González Garza, llega con la almohada y la sudadera para dormir y es recibido con aplausos, y se acerca a los perredistas de Guerrero, entre ellos Odilón Romero. En diversos momentos se ve a Ramón Almonte, ¿y César Flores? –¿Quién dijo que uno tenía que venir a pasar lista contigo, cabrón? –le reclamó amistosamente a este reportero hace tres meses, en tiempos de las marchas en apoyo a López Obrador, por haberse escrito que no se le vio en la movilización. Nadie, nadie, pero hay que dejarse ver para la foto, para la nota, buscar la cámara. Si no, que le pregunten a Añorve. |
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